Menores de edad

Oscar Lopez Pulecio
El País
Un grupo de profesores de la Universidad de Salamanca, invitados por la Universidad del Valle y la Gobernación del Valle, estuvo en Cali y Bogotá dictando a altos funcionarios un curso sobre corrupción y buen gobierno. Y es que no hay otro instrumento mejor para detener la corrupción que el establecimiento por parte del gobierno de unas políticas, unos criterios y unos estándares de moralidad pública que la impidan. Como eso no ha existido en Colombia, donde los niveles de corrupción pública han escandalizado aún a los más insensibles, las relaciones entre el gobierno y sus funcionarios están institucionalmente basadas en una profunda desconfianza. Es por ello que se descentraliza en la ley y centraliza en la práctica; se crean entes autónomos y a renglón seguido se los controla hasta la exasperación; se predica la independencia de los funcionarios y se los somete a innumerables órganos de control. Es como si el buen gobierno, con sus responsabilidades y limpias ejecutorias fuera la teoría académica, y la Santa Inquisición fuera la práctica. 

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